Buscar, buscarme...
Creo que con ese acto alimento
el hambre del mundo interior,
y calmo la sed de mi existencia.
Quizás haya otro mundo, otra realidad
con las dimensiones de mi alma...
Un mundo sin tiempo...
Entonces la búsqueda no sólo sería encontrarlo
si no también abandonar éste...
Hoy miré mi imagen en el espejo.
Soy y no soy igual a los demás,
por eso ruedo entre las gentes
y, a veces, salgo trotando impulsivamente
a la pradera, a la soledad, al cielo abierto.
Un hueco se abrió en mi pecho...
Desde el infinito de mis ojos
logré ver un lobo, hermoso, dócil,
triste hasta los huesos
pero también de mirada brillante,
ojos fieros, amenazantes...
Mi propia imagen me reclamaba
en silencio, inmóvil,
sólo un impulso, una ocasión, una clave.
Mi propia imagen aguardaba inquieta el fin de mi búsqueda,
ahí, con baba en sus colmillos,
con agitada respiración,
como una fiera enjaulada.
En mi mundo sombrío de instintos,
de fiereza, de naturaleza...
Risas, caras, ruídos, gentes...
Aún sigo recorriendo la ciudad en soledad, detrás de un mundo sin
tiempo.
La ciudad a solas y a oscuras es una bella locura,
Bella locura de lobo solitario. ♪
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